En
esta nueva entrada al Blog, contamos con la participación de un nuevo
colaborador. Se trata de nuestro compañero Carlos, el cual nos ofrece una
publicación en la que nos informa y expone una discusión científica sobre el
curioso hallazgo, por parte del arqueólogo y antropólogo francés H. Breuil, a
principios del siglo XX, de diversas pinturas rupestres esquemáticas en el
entorno del Llano de Carchuna, no localizadas desde entonces.
Realiza, además, una breve descripción de las mismas, señalando su posible ubicación,
una vez analizado el texto en el que se dieron a conocer.
El
autor de este artículo, Carlos E. Sarompas Cazorla, actualmente trabaja como
maestro en el CEIP Pío XII de Torrenueva (centro del cual es Director). Estudió
Magisterio, formación que completó posteriormente con la Licenciatura de
Geografía e Historia en la UNED. Siendo persona inquieta como es, actualmente
está realizando un Máster Universitario en Métodos y Técnicas Avanzadas de
Investigación Geográfica e Histórica, con especialidad en Prehistoria, a través
de la UNED.
Centra
sus investigaciones en el estudio de los periodos prehistóricos del Epipaleolítico/Mesolítico
y del Neolítico, así como en la reconstrucción paleoambiental de la costa sur
peninsular, durante la transición Plesitoceno-Holoceno. Dirige, además, un blog
sobre temas prehistóricos y paleoambientales (http://arqueoprehistoria.wordpress.com/), el cual,
evidentemente, os recomendamos que visitéis de manera asidua.
Es
así como, viendo el grado de actividad que desarrolla Carlos, no nos queda más
que agradecerle que haya querido participar en este Blog, que también es suyo,
aportando parte de su creación científica, la cual esperamos que sirva para
conocer un poco más y mejor nuestro Patrimonio histórico y natural, así como para concienciar y
convencer a la población y (quizás más arduo si cabe) a las autoridades
competentes, para que finalmente conciban el Patrimonio como Cultura y Riqueza
para todos: lugareños, Municipios, Entidades y foráneos esporádicos y puntuales.
Lo
dicho, ¡GRACIAS CARLOS!
Quien
se haya acercado al estudio o a la divulgación de la Prehistoria de la costa
granadina, conocerá que la única información sobre pinturas rupestres en la zona
se debe a la referencia y descripción que hacen, primero Breuil y Burkitt
(1929) y, posteriormente, sólo el primero de ellos (Breuil, 1935)
respecto a dos figuras esquemáticas rupestres en un lugar concreto, pero
desconocido actualmente, del Llano de Carchuna. A parte de estas figuras, sólo
se conoce otra, también de tipo esquemático, realizada en un fragmento
cerámico hallado en la Cueva de los Murciélagos de Albuñol (Carrasco y
Pachón, 2010).
Fragmento cerámico con restos de una
representación esquemática procedente de la Cueva de los Murciélagos de Albuñol
(Carrasco y Pachón, 2010).
Posteriormente,
y pese a los denodados e intensos intentos por encontrarlas que realizó el
Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril (GAEM) en varias ocasiones desde
1980 (la última en fechas muy recientes), nadie ha vuelto a encontrar las
representaciones que Breuil dio a conocer, aunque el dato se sigue
mencionando en diferentes catálogos, inventarios y bases de datos
patrimoniales (Dir. Gral. Bienes Culturales, 1995; Archivo Gral. Consejería
Cultura, 1989; López y Peña, 1998), o en el propio Planeamiento urbanístico
(Ayto. Motril, 2003).
Crónica de un descubrimiento.
En
el año 1913 Henri Breuil, prestigioso prehistoriador francés y uno de los
primeros grandes especialistas en arte rupestre, inicia una serie de viajes por
el sur de España, acompañado del arqueólogo y antropólogo británico M. C.
Burkitt. Estos viajes, que se prolongan a lo largo de varios meses en los años
1914, 1916, 1918 y 1919, tienen como objetivo localizar y describir la mayor
cantidad posible de lugares con representaciones de lo que denominan como Arte
Español del Grupo III, y que hoy se conoce de manera genérica como Arte
Esquemático, esto es, el conjunto de representaciones de carácter esquemático (en
las que se simplifican los elementos de un objeto para que puedan ser
identificados por cualquier observador, o por los conocedores del código que
las inspiró) realizados de acuerdo con una temática convencionalizada y
estereotipada no naturalista, en la que las representaciones parecen reducirse
a un patrón o a un símbolo, elaboradas sobre un soporte rupestre o mueble, y
con una cronología que más o menos se circunscribe a los inicios de la
metalurgia (Neolítico final y Calcolítico).
En
esta búsqueda, Breuil y Burkitt recorren especialmente el entorno del Campo de
Gibraltar y las sierras gaditanas, aunque también se adentraron en varias comarcas
malagueñas y granadinas. Las únicas de este tipo que descubrieron en la
provincia de Granada son estas pinturas perdidas del Llano de Carchuna.
El
viaje por el sur peninsular de Breuil y Burkitt, y los descubrimientos que
realizan, quedan plasmados en el libro Rock
painting of Southern Andalusia: a description of a Neolithic and Copper Age art
group, cuyo capítulo X se lo dedican a las provincias de Málaga y
Granada.
Portada
original del libro Rock painting of
Southern Andalusia: a description of a Neolithic and Copper Age art group (http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es).
En
la página 82 del libro, los autores describen el hallazgo de algunas
representaciones esquemáticas en el Llano de Carchuna de la siguiente manera:
"El
lugar más cercano a la Cueva de los Porqueros (zona de Fuente de
Piedra-Mollina, Málaga) en el litoral entre Málaga y Almería lo encuentra
Breuil cuando se desplazaba a caballo por la costa entre Albuñol y Motril. El
18 de febrero de 1918 llaman la atención de Breuil algunas pinturas
recientes realizadas en cal en las proximidades de Calahonda.
Concretamente en el borde occidental
(sic) del Llano de Carchuna. Pensó que quien realizó estos dibujos
modernos podría haberse inspirado en otros más antiguos. Así que dejó el
camino, se acercó a los acantilados y localizó dos figuras juntas en rojo
brillante pero descolorido, que resistieron la prueba del lavado con los
que demostraron ser realmente prehistóricas. Ambas se asemejan a figuras humanas
esquemáticas, una de ellas, una simple cruz y del otro un arzobispo o
doble cruz. Debido al imprevisto de este descubrimiento fortuito, Breuil
las dibujó a mano alzada en su cuaderno de notas; la primera figura mide
unos 50 cm de altura y la segunda 55 cm".
Fragmento donde se describen las
representaciones esquemáticas del Llano de Carchuna (http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es).
Interpretación
y aclaraciones sobre la descripción de la localización.
El
lugar exacto donde se localizarían las figuras puede intentar deducirse a
partir del texto de Breuil, aunque su excesiva concisión y el hecho de que
proporcione información contradictoria dificultan de manera importante esta
tarea. En
primer lugar, Breuil habla del borde occidental del Llano de Carchuna para
referirse al lugar donde se encuentran las pinturas recientes realizadas en cal y, además, indica que están en las proximidades de Calahonda. Y aquí está, pues,
la confusión ya que Calahonda se encuentra en la zona oriental del Llano y no
en la occidental. En este sentido, si él procedía de Albuñol, lo lógico es que, una vez
sorteada la zona de acantilados que hay entre Castell de Ferro y Calahonda,
llegara a la localidad caleña antes de adentrarse en el Llano de Carchuna
y, siguiendo la secuencia del viaje que describe, sería allí donde localizaría
estas pinturas recientes, que cree que podrían haber estado inspiradas en otras prehistóricas y
que, continuando hacia el oeste, poco después de dejar Calahonda, abandonase el
camino y localizase las representaciones esquemáticas.
Y
en segundo lugar, es precisamente en este punto donde puede hallarse otra de
las posibles confusiones, ya que dice abandonar el camino para acercarse a los
acantilados donde encuentra las representaciones.
Respecto a la primera problemática
planteada, es posible que Breuil simplemente pudiera haberse confundido. En
este sentido, García Sánchez y Pellicer (1959) indican que "En febrero de 1918, H. Breuil descubre
otro grupo de pinturas en la parte este del Llano de Carchuna, en término
de Calahonda", corrigiendo de este modo
el error del texto original.
En cuanto al segundo aspecto
confuso del texto, es muy probable que el término “acantilado”
se utilice en sentido amplio para referirse a un cortado rocoso, y
no a un acantilado marino, que es en el sentido en el que normalmente usamos esta palabra.
El tema representado. Descripción de las
figuras.
Los
dibujos encontrados son, pues, dos figuras de unos 50 cm de altura realizadas con
algún tipo de pigmento rojo sobre la pared de una covacha, o abrigo, en las
cercanías de Calahonda.
Lámina XXXIII con pinturas esquemáticas
descritas en varios yacimientos andaluces.
El
primero de ellos, de unos 50 cm, presenta forma de cruz latina con
engrosamiento en la parte terminal de cada brazo, siendo el inferior algo más
evidente, y los tres superiores menos realzados, pero con presencia de
entrantes y salientes en su borde a modo de digitaciones (tres en el caso de
los brazos laterales y cuatro en el superior). Completa la figura dos líneas
curvas que, sin llegar a tocarlos, unen a modo de arco los brazos laterales con
la zona mediana del brazo inferior.
El segundo, algo mayor, de unos 55 cm,
es más complejo, y presenta forma de doble cruz latina con el brazo
inferior terminado en una especie de gancho que se inicia en un abultamiento en
el tercio inferior de dicho brazo. Por su parte, el extremo superior
finaliza en un adelgazamiento de borde redondeado. Los brazos laterales
presentan diferencias en sus terminaciones. Mientras que los de la derecha
tienen los bordes digitados (más el inferior, con aspecto ramiforme), los de la
izquierda están unidos por una tenue línea curva y del superior salen dos
protuberancias alargadas, algo curvas, que parecen buscar al brazo vertical, y
unas finas líneas en forma de ramitas verticales que tienden a separase.
Detalle de las figuras halladas en el
Llano de Carchuna (obsérvese cómo la escala del dibujo no coincide con el
tamaño de las representaciones, tal y como se describen en el texto).
Para Breuil y Burkitt, este tipo de
figuras son representaciones convencionales del ser humano en las que, por
omisión de las piernas, la forma degenera en una cruz (Breuil y Burkitt,
1929:6). El nombre de arzobispo que se le da en el texto a la figura más
grande, se debe a que las cruces arzobispales presentan dos brazos
transversales.
Actualmente dos son las listas
tipológicas más utilizadas para su clasificación (Sanchidrián, 2001). En la
primera de ellas (Acosta 1968 y 1983), la primera de las representaciones se
clasificaría como un antropomorfo cruciforme, en su variante de cruz latina,
donde el trazo vertical representaría el eje Cabeza-Torso y el horizontal, los
brazos extendidos. La segunda no entraría, en principio, en ninguno de los
tipos definidos por este autor, aunque creo que podría considerarse como una
variante con doble trazo horizontal del anterior.
Según la clasificación de Bécares
(1983), la primera sería, al igual que en Acosta, un antropomorfo de tipo
cruciforme (Af 4.2 es el código que la da Bécares), mientras que la segunda
correspondería con un antropomorfo de brazos y piernas en cruz (Af 4.1).
El significado de dichas figuras se
relaciona con las diferentes interpretaciones que se han hecho hasta el
momento de lo que Sanchidrián llama
pintura esquemática típica (Sanchidrián, 2001:442). Siguiendo a este mismo autor, desde los inicios del
siglo XX se asocia la pintura esquemática con el mundo funerario, por
la coincidencia entre muchas de las representaciones esquemáticas
rupestres y las halladas en las tumbas megalíticas. También Breuil (1935)
propuso, además del funerario, una relación con los vínculos matrimoniales y,
más tarde, Acosta (1968 y 1983) vio en ellas una especie de lenguaje
ideográfico que, de alguna manera, traducía en imágenes la vida cotidiana y los
cultos religiosos de las gentes que los realizaron.
En la actualidad, no parece haber duda sobre
la importancia simbólica de los sitios donde se realizaron, tanto por la
coincidencia en el mismo lugar con representaciones de otros estilos artísticos
anteriores, como por la falta de un horizonte arqueológico en estos lugares, lo
cual revela su falta de uso con otros fines que no fuesen los simbólico-religiosos.
Por otra parte, el hecho de que sólo unos pocos de los abrigos disponibles
estuviesen decorados, implica una apropiación cultural del lugar que podría
tener relación con algún tipo de control territorial (Martínez García, 1998).
Conclusión, ¿dónde
están las pinturas?
Nada sabemos, en la actualidad, de estas
representaciones descritas por Breuil y Burkitt en su libro que no vaya más
allá de las referencias bibliográficas, o la inclusión en los diferentes
inventarios y bases de datos mencionadas en la introducción. Es probable que
las pinturas hayan desaparecido por causas naturales, o por la mano del hombre,
durante el intenso proceso de transformación del paisaje que ha tenido lugar en
la zona durante el último siglo, pero hay algunos aspectos que nos llaman la
atención y no podemos olvidar.
En primer lugar, el
"carácter prehistórico" de las representaciones. Breuil, primero
observa en las cercanías de Calahonda (probablemente en los acantilados y
riscos que orlan la localidad) imágenes pintadas en cal que le recuerdan las
que tantas veces ha visto en otros lugares de Andalucía, y cree que los
lugareños que las hicieron recientemente pudieron haberlas copiado de otras
preexistentes que estuviesen en algún lugar cercano. Es entonces cuando deja el
camino y, tras buscar en las paredes calizas cercanas, las encuentra y
comprueba, mojándolas, que son prehistóricas, ya que la caliza había formado
sobre ellas una costra que las protege e impide que puedan borrarse al
humedecerlas.
En segundo lugar, su gran tamaño (por
encima de la media en este tipo de representaciones, que se encuentra
entre los 10 y 30 cm de alto, Sanchidrián, 2001:443), debería haber facilitado
su localización posterior. En este punto, no obstante, es importante indicar que
el tamaño que el descubridor atribuye a las figuras en la descripción no
coincide con el tamaño en el que las representa en la lámina correspondiente.
Por último, cabe reseñar tres aspectos a
tener en cuenta a la hora de intentar establecer su localización:
1.- El
camino que, partiendo de Calahonda, se adentraba en el Llano de Carchuna, seguía
en gran medida la carretera actual.
2.- El
sentido del viaje de Breuil era hacia Motril.
3.- Según
parece, sólo necesitó apartarse del camino para encontrar las representaciones.
Con lo expuesto, pues, es de suponer que
éstas debían situarse en los antiguos acantilados marinos que se encuentran a
la derecha de la carretera N-340, entre las proximidades del actual campo de
fútbol de Calahonda y de la EDAR, que es la zona donde las características
geomorfológicas y la presencia de materiales rocosos calizos facilitarían la
realización de este tipo de representaciones.
En relación con esto, algunos miembros
del mencionado GAEM, creen posible que éstas no hayan existido nunca, ya que,
de lo contrario, seguramente habrían dejado algún rastro en la toponimia de la
zona y que, en el caso de que realmente hubieran estado representadas en alguno
de los tajos cercanos al Llano, uno de los lugares más apropiados sería una
bóveda hoy colapsada cercana la actual tanatorio de Carchuna-Calahonda. No
tenemos constancia, no obstante, que Breuil hubiera confundido en otras
ocasiones este tipo de representaciones o su localización, aunque cabe la
posibilidad.
Fotografía
área y detalle del Mapa Topográfico 1:50000 en la actualidad, con indicación de
la de la zona donde probablemente se encontrarían las pinturas rupestres
(Google Earth e IGN).
Detalle
del Mapa Topográfico 1:50000 en su 1ª Ed de 1938 (IGN).
Tal vez, en un futuro no lejano, y tras
la continuidad de los trabajos de prospección en la zona, se terminen por
encontrar estas representaciones rupestres. De lo contrario, las pinturas del
Llano de Carchuna continuarán perdidas, y seguirán siendo un recuerdo lejano
plasmado en la página 82 y en lámina XXXIII de un libro inglés del primer
tercio del siglo XX.
Carlos E.
Sarompas Cazorla.
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