domingo, 20 de diciembre de 2020

PIEZAS DE UN MUSEO ABANDONADO (II). Molino de mano calcolítico.

 Para un griego, un museo era un recinto sagrado en honor de las Musas, hijas de la Memoria, las diosas de la inspiración. La Academia de Platón y, más tarde el liceo de Aristóteles, tenían su sede en bosquecillos consagrados a las musas porque el ejercicio del pensamiento y la educación podían entenderse como actos metafóricos y luminosos de culto a las nueve diosas.

 El Museo de Ptolomeo llegó más lejos: fue una de las instituciones más ambiciosas del helenismo, una primitiva versión de nuestros centros de investigación, universidades y laboratorios de ideas. Se invitaba al Museo a los mejores escritores, poetas, científicos y filósofos de la época”.

 “El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo”

Irene Vallejo, Siruela (2020)


En esta segunda entrega de piezas de nuestro museo abandonado vamos a mostraros uno de los elementos capitales para la primera de las revoluciones que protagoniza la humanidad, la llamada revolución neolítica.

La revolución neolítica es un largo proceso de miles de años en el que las comunidades humanas consolidan una serie de nuevos patrones de vida, producción y consumo respecto al periodo paleolítico. Se abandona definitivamente el nomadismo en favor del sedentarismo, dando lugar a poblados estables como centros neurálgicos de un nuevo sistema socioeconómico. Es en este momento en que el ser humano deja de depender de lo que le da y ofrece el medio (de ahí que fuera nómada, en búsqueda constante de recursos para su sueprviviencia) para comenzar a ser un elemento de transformación del paisaje con el objeto de obtener de forma sistemática bienes de consumo para su supervivencia. Es el momento, pues, de la triple domesticación:

  • Domesticación vegetal (agricultura, recolección, silvicultura).
  • Domesticación animal (caza, pesca, marisqueo).
  • Domesticación del medio, transformado el entorno con el objeto de hacerlo más apto a sus nuevas necesidades económicas centradas en la agricultura y la ganadería (aterrazamientos, deforestaciones, canalizaciones de riego).

Igualmente este periodo trae nuevas mejoras tecnológicas, siendo las más conocidas la aparición de la piedra pulimentada (elemento que da nombre al periodo: Neolítico significa piedra nueva, en el sentido de que está pulimentada, importante avance tecnológico a la hora de poder moler el grano de los cereales cultivados y de ese modo obtener la harina para elaborar panes, sopas y gachas); la aparición de la cerámica como objeto de transporte, almacenaje y elaboración de productos alimentarios (vasijas de almacenaje, ollas para cocer alimentos, etc.); el trabajo de cestería, complementario a los objetos cerámicos, tanto para elaborar piezas de almacenaje y transporte, como moldes para confeccionar y moldear las diversas piezas cerámicas, así como múltiples objetos de uso cotidiano como cuerdas y cordeles. No nos olvidamos de la confección de ropas y vestimentas.

Finalmente, otro de los aspectos definitorios de este periodo es la incipiente organización, división y estratificación social de estas comunidades humanas. Es el momento en que aparecen ciertas figuras que lideran el grupo, el cual se organiza en base a ellas, su organización del trabajo y el acceso a los bienes de consumo comunitarios. Esencialmente, y resumiendo mucho, estamos hablando de la aparición de pequeños grupos que controlan, organizan y gestionan las tareas agrarias (algo así como la aristocracia local) y los que se encargan de velar por los aspectos más espirituales de la comunidad: los sacerdotes o casta religiosa.

La pieza que os mostramos a continuación es un fragmento de molino de mano, pieza hecha de piedra debidamente pulimentada mediante la cual se podía molturar el grano duro del cereal para obtener harina con la que elaborar pan, sopas y cremas o gachas, representando a partir de entonces uno de los pilares de la alimentación humana.

 Patrimonio Bajo Guadalfeo  Wadi al-fā’w

 

MOLINO DE MANO CALCOLÍTICO

(Foto: autores)

Descripción

Pieza de molino fragmentado, de perfil ovalado. Las dimensiones máximas conservadas son: 19 × 21 × 6 centímetros. El anverso es bastante aplanado, mientras que el reverso está más descuidado.

Los molinos prehistóricos constaban de dos piezas: una pasiva de buen tamaño y otra activa más pequeña y adaptable a la mano (moledera o mano de molino).

 Materia y fabricación

Se trata de una pieza de roca arenisca de grano grueso. Está fabricado mediante desbaste general, piqueteado y regulación de ambas caras, y aplanado muy regular de la cara útil.

Lugar de procedencia

 Procede de Cortijos de Porra Negra, yacimiento al que también se le ha denominado Rambla de Cañizares (Vélez Benaudalla, Granada).

Funcionalidad

El uso común de estas piezas debió ser molturar a mano los granos de cereales para obtener harinas, pero también servían para triturar otros vegetales cultivados o silvestres, o ciertos minerales. Para ello se golpeaba y se frotaba la sustancia a triturar con la moledera sobre la piedra de molino.

 Cultura y cronología

Esta piedra de molino procede de un asentamiento asignable esencialmente al Calcolítico antiguo-pleno (3.000-2.500 a.C. aproximadamente).

Contexto histórico-arqueológico

El yacimiento Cortijos de Porra Negra constituye un interesante poblado fortificado de pequeño tamaño, detectado a finales de la década de los años 80 del pasado siglo (Escoriza y López, 1987), que permanece prácticamente inédito y necesita un estudio adecuado.

En relación a los molinos y molederas, estamos ante útiles propios de los poblados de los primeros grupos humanos agropecuarios del Neolítico, que tienen su máximo desarrollo durante todo el Calcolítico y perduran en la Edad del Bronce. Estos molinos, cuando se encuentran en su posición original, suelen aparecer en el interior o justamente en el exterior de las cabañas, formando parte de estructuras de moliendas fabricadas con piedras a modo de pollete, sobre las que se colocaba el molino y, junto a él, una olla de almacenamiento para recoger la harina.

 Bibliografía de la pieza

De este fragmento de molino aparece publicada una foto en Esquivel, J. A.; Aranda, G. (2007): “De cazadores recolectores a agricultores y ganaderos. La prehistoria reciente en la Costa de Granada”, en: J. A. Esquivel et alii, Patrimonio Arqueológico de la Costa de Granada: 12-71. Ayuntamiento de Gualchos-Castell y Diputación de Granada.

Reseñar que en el pie de dicha publicación se indica equivocadamente que procede del Monte Hacho.

Autores: Federico Martínez Rodríguez y Carlos E. Sarompas Cazorla.