domingo, 8 de febrero de 2015

Urbanismo y Religión en la Salobreña nazarí.

El trabajo que se presenta fue publicado en el año 2012 en la revista local SEL SILVANUS, la cual viene siendo editada de forma anual por la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Salobreña. En él se realiza una visión breve y general del urbanismo y de la vida religiosa en la Salawbinya de época nazarí. 

El autor, José María García-Consuegra Flores, arqueólogo de profesión desde hace ya algunos años, compagina su vida laboral con una investigación personal centrada principalmente en Salobreña y su territorio en época medieval y su paso al mundo cristiano de época moderna. Realizó el programa de doctorado “Arqueología y Territorio” de la Universidad de Granada, culminado en 2007 con la lectura de su trabajo para la suficiencia investigadora basado en el estudio de paramentos del castillo de Salobreña (http://www.ugr.es/~arqueologyterritorio/PDF4/Consuegra.pdf), un trabajo de la llamada Arqueología de la Arquitectura.
Desde entonces, han visto la luz diversos de sus artículos, ya en solitario, ya en colaboración con diversos investigadores locales, en un intento por recuperar y revalorizar el patrimonio histórico y arqueológico de esta región del bajo Guadalfeo. Un grupo que, como bien pregonamos desde PATRIMONIO BAJO GUADALFEO, hace que con cada granito de arena que representa cada una de sus trabajos e investigaciones empiecen a ponerse sobre la mesa de la puesta al día este territorio y su entorno natural que tanto le caracteriza, de caras a un mayor conocimiento y disfrute y a una mejor gestión patrimonial y medioambiental por parte de los ciudadanos y de las administraciones, a partes iguales, cada uno en la medida que le corresponda.

En la publicación que presentamos, como decimos, con algunas adaptaciones y actualizaciones con respecto al texto original, José María nos ofrece una visión general del urbanismo de la Salobreña medieval y expone, de manera somera, divulgativa y desde un punto de vista histórico, cultural y arqueológico, las pautas de la vida religiosa de los musulmanes salobreñeros. Además de lanzar una hipótesis respecto a su mezquita, “de magnífica arquitectura” como bien nos relató Ibn al-Jatib, y que tras la conquista cristiana fue sustituida por la actual iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
Sin más, esperamos os guste.



Viniendo por la carretera nacional CN-343 Bailén-Motril desde Granada, a la altura de Lobres, el promontorio calizo donde asienta Salobreña se resalta de manera imponente sobre dos mares: el verde de la vega creada por el Guadalfeo en su tramo final, y el azul del Mediterráneo. Esta era la primera impresión que obtenían los viajeros que en época medieval bajaban a la costa tras una tortuosa ruta por angostas y serpenteantes veredas, una vez sobrepasado el vado de Los Tajos. Y es que, procedente de Granada, esta era la entrada a la denominada por los castellanos como “Tierra de Salobreña” cuando ésta quedó bajo su control a finales del siglo XV. Se trata de un pequeño territorio que se corresponde con el tramo final del curso del río Guadalfeo y su desembocadura en el Mediterráneo, así como las sierras que lo circundan. Un territorio que ya de antiguo se estructuraba y organizaba en base al núcleo urbano que se asentaba en el promontorio rocoso.

La Salawbinya nazarí.

Durante todo el periodo medieval este territorio representó uno de los diversos Distritos (Aqalim) que conformaban la Cora de Ilvira, primero bajo el gobierno del Califato Omeya (siglos X-XI) y posteriormente bajo el dominio de las dinastías norteafricanas de los Almorávides y Almohades (siglos XII-XIII) y el sultanato nazarí (siglos XIII-XV), cuando ya representaba uno de los núcleos de población que más relevancia adquirieron en este último reino islámico, no sólo a nivel político y militar sino, además, como asilo y retiro de diversos monarcas de dicha dinastía desde finales del siglo XIV. Se trata de una incipiente y modesta madina (ciudad) cuyo desarrollo urbano se ve frenado por la ocupación castellana a fines del siglo XV (1489), momento a partir del cual el núcleo habitado queda despoblado y controlado única y exclusivamente por contingentes militares castellanos, que toman la fortaleza salobreñera como punta de lanza desde la cual dominar y controlar todo este territorio.

Es a lo largo de este periodo nazarí que se comienza a tener constancia de los diversos elementos propios del urbanismo islámico en Salobreña, tales como una alcazaba (en este caso la fortaleza preexistente se amplia y mejora con el objeto de alojar a los diversos miembros de la familia real, consolidándose como alcázar-alcazaba urbana); una mezquita mayor o Masyid al-yama´a; unos baños o Hammam; un recinto amurallado; puerto; necrópolis o Maqbara; etc. Tal es así que el propio Ibn al-Jatib en el siglo XV refiere que “los edificios de Salobreña alcanzan bastante celebridad”, e incluso que “tiene una gran mezquita, de magnífica arquitectura”.

Urbanismo y viario.

La trama urbana de Salobreña es de clara tradición andalusí, quedando huella aún hoy día en la morfología de su callejero. Sabemos por la toponimia del siglo XVIII, de la existencia de calles cubiertas y abovedadas tan características en el callejero islámico, es el caso de la c/ de la Bovedilla y la del Arco. La sinuosidad y estrechez del entramado urbano no hacía más que responder a aspectos prácticos pues en realidad se trata de una adaptación al terreno.

La ocupación del promontorio en el periodo nazarí se localiza en su coronación, en la mitad superior. De hecho así ha sido hasta bien entrado el siglo pasado, organizándose la población según los cánones del originario entramado urbano islámico. El núcleo habitado quedaba protegido y rodeado por una muralla y sus correspondientes torreones, erigidos en puntos estratégicos para una mejor defensa de la madina y sus accesos. Su recorrido se ha podido recuperar en parte gracias a los pocos restos que han llegado a nuestros días, a la toponimia en la cual ha quedado fosilizado su trazado y a la documentación de archivo de época moderna, concretamente al Catastro del Marqués de la Ensenada (1752). Se trata de un trazado en forma de luna menguante que se adapta a la topografía del promontorio, salvando la vaguada que se abre a levante que nace a los pies de la Plaza del Mercado y que hoy día conforma la Cuesta del Rosario. Parece ser que el espacio más habitado del promontorio fue el espolón rocoso desarrollado al este de la fortaleza, lugar donde se situaría el acceso principal al núcleo urbano. Por el contrario, el espacio conocido como Albaicín, el espolón desarrollado al sureste de la alcazaba, estaba algo menos habitado, haciendo incluso las funciones de albacar. El nexo de unión que articulaba ambos espacios lo representa la vaguada mencionada anteriormente en cuya cabecera se erigía la mezquita mayor y, posteriormente, la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario y la Bóveda.

De cada uno de los accesos a la madina surgen las vías principales en base a las que se organizaría el solar urbano. En nuestro caso las calles Real, Agrela y, en menor medida, Estación, representan los ejes viarios principales, de los cuales se derivarían calles secundarias. Las viviendas, ateniéndonos a las referencias extraídas del Libro de Repartimiento, parece ser que eran bastante modestas, constituidas por una cocina y una sala o “palacio”. En el mejor de los casos contaban con dos cuerpos de pequeñas dimensiones y un corral. En algunos ejemplos se tiene constancia, incluso, de un pequeño espacio adosado para labrar.

Viario y urbanismo de la Salobreña nazarí (autor: José María García-Consuegra Flores).

El Islam en Salawbinya. Características y Ritos.

Mientras Salobreña y su territorio permanecieron bajo la cultura musulmana fue el Islam la religión predominante entre la población. En ella Dios, Allah para el musulmán, es omnipresente y todopoderoso, el creador de todas las cosas en el universo. Allah, a través del arcángel Gabriel, reveló sus preceptos a su profeta Mahoma (Muhammad), los cuales fueron puestos por escrito en el libro sagrado conocido como Corán (Quran) por sus seguidores tras su muerte. Fueron Mahoma y el Corán los ejes constitutivos de la religión islámica, sirviendo de referente a los fieles seguidores.

El Corán consta de 114 capítulos o Suras, contando cada uno de ellos con indeterminados versículos, los Ayat. A excepción del capítulo inicial, el resto se ordena según su extensión, de mayor a menor y están escritos con prosa rítmica. En él se narran tanto la Ley musulmana como las creencias religiosas, siendo la principal que únicamente existe un sólo Dios (“En nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Di: él es Dios, es único. Él sólo. No ha engendrado ni ha sido engendrado y no hay nada que se le asemeje”. Sura CXII, Ayat 1-4), el cual lo sabe todo, es bueno, piadoso y justo y cuyas decisiones no pueden ser alteradas ni discutidas por nadie. Además, de todas sus criaturas es el hombre su preferida, por ello es el centro del universo. Igualmente, Allah contaba ángeles encargados de hacer cumplir correctamente las leyes divinas, los cuales acompañan a los creyentes durante toda su vida y desaparecen tras el Juicio Final. Con todo, un grupo de estos ángeles se revelaron contra Allah, dirigidos por Iblis (o Shaytan), son los demonios o Dyinn.
A diferencia de los cristianos, el musulmán no tiene un guía religioso o autoridad suprema, como sería el Papa, los musulmanes simplemente conforman una comunidad de creyentes que se reúnen en la mezquita para orar y comunicarse con Allah, organizando y rigiendo su existencia, comportamiento y manera de ser y estar según dictan el Corán y la Sharia.

El sagrado Corán.

Así pues, es la Ley musulmana (Sharia) la que dirige y rige la vida del creyente, el cual la ha de seguir sin desviarse del camino que ésta le marca. Consta de cinco obligaciones básicas que debe cumplir todo buen musulmán, son los llamados “5 Pilares del Islam”:
  1. La Profesión de Fe, o Shahada (“No hay más Dios que Allah; y Mahoma es su enviado / La illa illa-llah; wa Muhammad rasulla-llah”).
  2. Rezar cinco veces al día, o Salat: al alba, a mediodía, por la tarde, al atardecer y por la noche. Este acto se debe de realizar orientándose hacia La Meca y siguiendo un ritual.
  3. Dar limosna, o Zakah. Entrega anual de una ayuda a los más necesitados, según las posibilidades de cada creyente (“Te preguntan cómo han de hacer limosna. Responde: el bien que gastáis que sea para los padres, los parientes, los huérfanos y los viajeros. El bien que hacéis Dios lo conoce”. Sura II, Ayat 211).
  4. El ayuno durante el mes de Ramadán, el noveno de calendario musulmán. En él queda prohibido comer, beber, fumar, tener relaciones sexuales, etc. durante las horas diurnas, quedando excluidos de estas obligaciones niños pequeños, enfermos y embarazadas.
  5. La peregrinación a La Meca al menos una vez en la vida, aquellos que económicamente puedan permitírselo y que la salud se lo permita.

Otras obligaciones y deberes para todo buen creyente son no comer carne de cerdo ni sangre, no beber alcohol, evitar peleas (si no es en defensa del Islam), respetar a la mujer, no ser ocioso y asistir a la oración de mediodía de los viernes (día sagrado) a la mezquita principal.

Es la mezquita su lugar sagrado, representando no sólo el espacio de comunicación con Dios, sino también un lugar de recogimiento, de conocimiento, justicia, educación y paz. Se trata de un edificio orientado de manera que uno de sus lados se encare en dirección a La Meca (Qibla), lugar hacia donde se dirige la oración. En él se abre un pequeño nicho/oratorio (Mihrab) de acceso restringido al Imam, autoridad encargada de dirigir la oración de los viernes.
Estos son los elementos principales en las mezquitas en tanto que en base a ellos se estructura la Sala de Oraciones (Haram) donde los creyentes siguen la oración del Imam, el cual proclama el llamado Sermón (Jutba) desde un púlpito (Mimbar) a la comunidad cada viernes. Las mujeres se sitúan en la parte trasera de la Sala.
De manera previa al acceso al interior de la Sala de Oraciones, el musulmán debe atravesar un Patio (Sahn) en el que se ubica una o varias fuentes en las que purificarse antes de entrar al templo, debiendo lavarse la cara (ojos, boca y nariz), las manos, los pies y los oídos. En ausencia de agua la purificación puede realizarse con tierra o una piedra. Finalmente, cada mezquita cuenta con una torre (Alminar o Minarete) desde donde el Muecín se encarga de llamar a la oración a los fieles las cinco veces prescritas.


Como se comentaba anteriormente, no estamos sólo ante un templo de culto religioso ya que, además, la mezquita jugaba un papel educativo, social y político esencial, en tanto que elemento intermediario entre las comunidades y los agentes del Estado. Con todo, la labor educativa es fundamental, en la que, si bien principalmente se enseña a leer y memorizar el Corán, en las ciudades de cierta entidad se imparten clases de diversas materias, tales como geografía, historia, matemáticas, dialéctica, gramática, etc., así como celebraciones de sesiones judiciales de ámbito local. También representa un refugio para gente desamparada, acogiendo a todo aquel que busque o necesite recogimiento espiritual y personal.


Las pequeñas ciudades, e incluso las poblaciones rurales, cuentan con una sola mezquita, mientras que en las grandes ciudades es común encontrar diversas de ellas difuminadas por los diferentes barrios. Con todo, los viernes la comunidad debe de acudir a la oración a la mezquita principal, o aljama. Gracias a las donaciones de la comunidad, cada mezquita goza de unos ingresos y unos bienes cuyos beneficios revierten en el sustento de las personas encargadas de su funcionamiento y mantenimiento, así como en las diversas funciones educativas y de beneficéncia que realizan para con la comunidad. Son los llamados Bienes Habices.

De la mezquita de la Salawbinya nazarí poca cosa conocemos. Tan sólo contamos con la referencia que hace Ibn al-Jatib al describir Salobreña en el siglo XIV. En dicha descripción simplemente constata que “tiene una gran mezquita, de magnífica arquitectura”. Con toda probabilidad se encontraría en el solar que actualmente ocupa la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario, construida sobre la antigua mezquita en el siglo XVI. Es de suponer que tendría unas dimensiones modestas, formando parte del mencionado conjunto de mezquitas de pequeñas ciudades y núcleos rurales. En este sentido, se han podido establecer diversas tipologías de mezquitas, llamadas rurales, en base a las plantas de las que han podido ser analizadas, a saber:
  • De planta longitudinal. Más profunda que ancha y con tendencia cuadrangular, con tres o cinco naves perpendiculares a la Qibla. Contaría con un pequeño patio en su mitad o tercio noroccidental, y un alminar localizado en un ángulo del patio o en el centro del muro norte. Es el tipo más frecuente observado en al-Andalus y el Magreb, siendo algunos ejemplos las documentadas en Almonaster la Real (Huelva), el Puerto de Santa María (Cádiz) o en el Cortijo del Centeno (Lorca, Murcia).
  • De planta rectangular apaisada. Más anchas que profundas, con cinco naves iguales y perpendiculares a la Qibla. Es el caso de las mezquitas de Vascos (Toledo) y Archidona (Málaga).
  • De planta simple. Con un formato apaisado pero constituidas por un único espacio o por dos naves paralelas a la Qibla, en la cual se abre un Mihrab sencillo, de planta circular o rectangular. Así se observa en la Rábita de Guardamar (Alicante) o en Sa Nitja (Menorca).

En base a esta tipología, y analizando diversas variables como son el espacio y la topografía en la que asentaría, podemos lanzar la hipótesis de que la mezquita de Salawbinya probablemente se encontrara dentro de la categoría de mezquitas con planta rectangular apaisada, con más amplitud que profundidad debido a lo abrupto del terreno, que en este caso nuestro presenta una fuerte pendiente noroeste-sureste. Tanto es así que, ya en el siglo XVI, para la construcción de la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario se hace necesaria la creación de una plataforma más amplia en la que establecer el nuevo templo cristiano, la cual da lugar a la conocida como Bóveda.

Localización de la mezquita dentro del entramado urbano.

Imagen de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y de la Bóveda.

Pero también en la muerte el Islam representa un sendero de comportamiento, presentando un ritual funerario propio y característico, común a toda la población musulmana. Dicho ritual funerario islámico establece diversos pasos a seguir una vez el individuo fallece:
  • Asistencia espiritual al individuo, en la que se le recita la Profesión de Fe (“No hay más Dios que Allah, y Mahoma es su mensajero”).
  • Purificación del cadáver. Se lavaba el cuerpo del difunto mientras se recitan una serie de oraciones ceremoniales. Por lo general la mujer lava al marido y viceversa. Finalmente se recita la oración llamada “El Trono de Dios”.
  • Amortajamiento. Tras la purificación se viste el cadáver con una camisa nueva y se le envuelve en una sábana de lino, atada en la cabecera y en los pies. La seda está prohibida, así como el introducir en el ataúd elementos de oro o plata.
  • Conducción al cementerio. Se traslada el cuerpo a hombros a la mezquita donde el Imam recita unas plegarias y solicita a los asistentes que den testimonio del comportamiento virtuoso o no en vida del fallecido. Si se dan tres o cuatro testigos favorables (según regiones y tradiciones) el muerto accede al Cielo.
  • Oración por el difunto. Ya en el cementerio (Maqbara), se realiza a los pies de la sepultura, variando según el fallecido sea hombre, mujer o niño/a.
  • Enterramiento. La fosa debe ser cavada en tierra virgen y firme, con una profundidad que alcance medio cuerpo de un hombre. Se deposita el cadáver en decúbito supino o en decúbito lateral derecho, siempre con la cara orientada a La Meca. Se cubre la fosa, sin rellenarla de tierra, mediante lajas y/o piedras. Con todo, antes de cerrar la fosa, se deposita la llamada Carta de la Muerte, colocada bajo la cabeza o bajo la mejilla derecha (en el caso de los hombres); o en la cabecera de la fosa, bajo tierra (en el caso de las mujeres). Esta carta ayuda al muerto en su Juicio Final, realizado por los ángeles Móncar y Faquir (los llamados Ángeles de los Sepulcros).
  • Banquete post mortem. Se celebra durante las siete noches siguientes al entierro y consisten en una comida frugal de “cosas sumarias, no cocidas en olla”. Se le denominada el Bocado Amargo por ser “la comida última que se come por aquel muerto en el mundo”.



Enterramientos de ritual funerario islámico en la c/ Ingenio nº 5 de Salobreña (autor: Diego López Martínez).


José María García-Consuegra Flores


Referencias bibliográficas.

  •  CALVO CAPILLA, S. (2004): “Las mezquitas de pequeñas ciudades y núcleos rurales de al-Andalus”, en Revista de Ciencias de las Religiones, pp. 39-63.
  • CARO BAROJA, J. (1957): Los moriscos en el Reino de Granada. Ensayo de historia social, Madrid.
  • GARCÍA-CONSUEGRA FLORES, J. Mª. (2007): “El castillo de Salobreña (Granada) en época medieval”, en Arqueología y Territorio. Revista Electrónica del programa de Doctorado, ISBN 1698-5664, nº 4, pp. 203-216. http://www.ugr.es/~arqueologyterritorio/PDF4/Consuegra.pdf
  • LONGÁS BARTIBAS, P. (1915): La vida religiosa de los moriscos, Universidad de Granada, 1990.
  • LÓPEZ MARTÍNEZ, D. et alii (2007): Intervención arqueológica preventevia mediante control arqueológico de movimiento de tierras en c/ Ingenio nº 5 de Salobreña (Granada), depositada en Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Granada.
  • MALPICA CUELLO, A. (1996): Medio físico y poblamiento en el delta del Guadalfeo. Salobreña y su territorio en época medieval, Granada.
  • MÁRMOL CARVAJAL, L.: Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada, Ed. Arguval, 2004.
  • NAVAS RODRÍGUEZ, J. (2001): Salobreña. Guía histórica y monumental, Salobreña.
  • NAVAS RODRÍGUEZ, J; GARCÍA-CONSUEGRA, J.M. (2009): “La formación de una incipiente madina nazarí: la Salawbinya de los siglos XIV-XV”, en @rqueología y Territorio. Revista Electrónica del programa de Doctorado, ISBN 1698-5664, nº 6, pp. 225-237. http://www.ugr.es/~arqueologyterritorio/PDF6/Navas-Consuegra.pdf
  • TRILLO SANJOSÉ, C. (2011):” Mezquitas en al-Andalus: un espacio entre las comunidades y el Poder”, en Studia Historica nº 29, pp. 73-98.





1 comentario:

  1. En la era del Al Andalus, es bien sabido que las 3 culturas fluían sin problemas, ninguna religión predominaba sobre ninguna otra, vivían en paz y armonía tanto los Musulmanes, los Cristianos y los Judíos, respetándose mutuamente.

    Los grupos musulmanes terroristas están destruyendo la imagen del verdadero musulmán, imponiendo a la fuerza a vida o muerte, metas injustificables por ninguna religión ni creyente en Dios.

    Sí, Dios es uno, pero ello no te da derecho a matar al que opina distinto o simplemente no cree en Dios.

    Vivamos en PAZ y ARMONÍA cómo nuestros ancestros vivieron durante más de 700 años de Historia en España.

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